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Nunca antes lo que compramos en el pasado fue tan importante para saber lo que queremos consumir en el presente. El camino iniciado a finales de la década de 1970 con los primeros estudios sobre hábitos de consumo alcanza hoy un desarrollo inimaginable mediante el empleo de la Inteligencia Artificial para recopilar datos sobre el comportamiento de los clientes.
Y es que la IA aplicada a los negocios tiene un campo de desarrollo que apenas acaba de empezar, especialmente en el sector de los supermercados. Las nuevas tecnologías hacen una lectura de los datos que permite a las compañías conocer mejor a sus clientes gracias a las compras que han hecho en otras ocasiones. Esta información, convenientemente manejada mediante técnicas como la venta cruzada de productos o el upselling, proporciona unos datos sumamente valiosos para predecir futuros hábitos de compra.
El detalle es tal que se puede predecir el comportamiento de manera individual y no sobre grandes grupos como se solía hacer. Así lo hacen en la compañía valenciana Bionline. Su CEO, José Manuel Narciso, explica que conocer cuáles son los factores que influyen en el comportamiento de compra de los clientes de un supermercado “permite a los equipos la toma de decisiones más acertadas y, gracias al empleo de tecnologías como la nuestra, lograr incrementos de un 300% en las ratios de conversión de las acciones comerciales”.
Pero no sólo se actúa en el aumento de las ventas, ya que en la prevención de abandono también hay un importante desarrollo de estas tecnologías. De hecho, los softwares más avanzados, como el de Bionline, identifican a los clientes que tienen altos niveles de consumo, pero también elevadas probabilidades de disminuirlo de forma significativa, y lo hacen antes de que dicha caída se materialice, lo que permite concentrar el esfuerzo comercial en la retención sobre esos colectivos.
El informe The Rise of the AI-Powered Company in the Postcrisis World, elaborado por Boston Consulting Group, ya señalaba una realidad que hoy se ha constatado: la crisis sanitaria ha modificado nuestros hábitos de consumo, devolviéndonos a nuestro entorno más próximo a la hora de hacer nuestras compras. Unos patrones que las cadenas de alimentación de medianas superficies no quieren que se pierdan.
Narciso baja al detalle y señala que son muchas las tiendas que, vistas las nuevas necesidades de abastecimiento por parte de la población, han hecho inversiones importantes en mejorar sus tiendas y ahora deben amortizarlas, “por eso se esfuerzan en conocer a sus clientes como antes lo hacía el tendero del barrio, que acostumbraba a recomendarnos aquello que sabía que nos gustaba”. Es lo que ahora se llama experiencia de cliente, una cuestión que la IA también permite mejorar.
Los avances en el campo de las tecnologías predictivas se suceden a una velocidad de vértigo. Los softwares integran millones de datos y la cifra va en aumento. A ello hay que sumarle que cada vez permiten cruzar más información y, sobre todo, analizar más sobre el pasado. Curiosamente, será éste el que nos permita ser más competitivos en el futuro.
[Nota de prensa]